miércoles, 25 de mayo de 2011

El paraíso perdido

Tardó en notar que algo extraño sucedía en su matrimonio, eran otros tiempos y cualquier cosa que tuviera que aprender no sería función de su mamá enseñársela. Su marido se haría cargo. Claro, si supiera de qué debía hacerse cargo. A él tampoco le habían explicado nada acerca de los placeres de la vida, así que simplemente se casaron porque lo lógico era casarse. Y se dedicaron a dejar que la vida les pasara. Un día cualquiera alguien le preguntó  para cuándo dejaría el tema de los hijos, y ese alguien, al notar sus respuestas desacertadas notó que ella no sabía de qué estaba hablando. Necesitó varios días para recuperarse de su asombro al recibir tamaña explicación acerca de lo que se había estado perdiendo durante toda su vida. Se preguntaba cómo abordaría a su marido para compartir con él su conocimiento. Probó cambiando su vestuario, desnudó algunas partes de su cuerpo como por casualidad, abrió su boca en varias ocasiones cuando  un beso de buenas noches se lo permitió. Siempre encontró reacciones acompañadas de quejas por su atrevimiento y su exceso de babas. Pronto perdió la paciencia y empezó a detestarse a  sí misma,  por no ser capaz de seducir a su marido, y a detestarlo a él, por no entender sus mensajes. El día que decidió ponerle fin a esta situación y cortar el problema de raíz, al despertar encontró una nota sobre la almohada que decía: "Es mejor que me vaya, hace días que te tengo pánico y te creo capaz de cualquier cosa"

1 comentario:

  1. Aquí hay argumento para poner a los personajes en escena teatral. http://enfugayremolino.blogspot.com/

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