lunes, 13 de junio de 2011

Los mimos de mamá

Es inevitable al hablar de mamá pasar por alto algunos de sus insultos más poéticos. Entre mis favoritos están "maldito el momento en que quedé embarazada de usted" y "pedazo de carne podrida".
Por más esfuerzo que haga, no recuerdo nada chistoso, tierno o maternal de su parte.  Agradezco a mamá  por enseñarme el rencor, la decepción y la tristeza. Ella me hizo más fuerte. Además, sin su valioso aporte no hubiera podido escribir.

domingo, 12 de junio de 2011

Noctámbula

Tengo una vecina que enciende su radio desde tempranas horas de la madrugada, y por supuesto, me despierta. Me recuerda a mi madre. Cuando éramos niños, lo normal era que entrara a nuestra habitación varias veces en la noche con la excusa de pasar el trapo para sacudir el polvo, y hasta con la aspiradora encendida. Si alguno cometía el atrevimiento de molestarse, ella de inmediato empezaba a sacarle en cara lo poco que la habíamos dejado dormir durante la noche cuando éramos bebés, y le gritaba que por eso, por nuestra culpa, su horario nocturno se había convertido en el de actividad. Así que simplemente nos despertábamos con resignación y esperábamos a que terminara.  Durante la mañana había que caminar de puntillas para no perturbar su ya perturbado sueño, del cual éramos responsables. Si alguna vez sonaba el teléfono o el timbre antes de la hora del almuerzo, entrábamos en pánico porque sabíamos cuál sería su reacción. A veces es necesario recordar historias como esta, para quitarme de la cabeza esas ideas estúpidas de que me hace falta mi mamá.

viernes, 10 de junio de 2011

Cuarta dimensión

En mi apartamento de un poco más de cuarenta metros cuadrados se han desaparecido las tijeras, el cuchillo de la cocina, una caja de madera y recientemente las llaves. Se tejen varias teorías al respecto. Algunos se arriesgan a decir que tal apartamento no existe y que en realidad sigo viviendo  con mi madre, y que así será para siempre. Quienes han estado allí afirman que los objetos perdidos, o el lugar, no son más que representaciones de eventos particulares, y parte de un episodio psicótico producido por alguno de dichos eventos.
Yo puedo decir a mi favor que ya no le doy mi dirección a nadie, porque temo que si me visitan vayan a robarme.

martes, 7 de junio de 2011

Amor

Me he acostumbrado tanto a sus mentiras, que a pesar de saberlo en otro lugar me digo "está en una reunión", "tiene mucho trabajo", "su vuelo se retrasó".
Cuando llega a casa, mientras me abraza, escucha todo lo que tengo que decir, y me llama Amor.

domingo, 5 de junio de 2011

El portero de Reinaldo Arenas

La primera vez que tuve ese libro en mis manos fue en la librería Barnes & Nobles cerca de Union Square; en Manhattan, no lo compré por mi absurda manía de conservar el dinero hasta el último momento de los viajes en caso de surgir  un imprevisto. Leí las primeras cincuenta páginas mientras mi hijo recorría todos los pisos de la librería en busca de libros bélicos. Me prometí que regresaría por este si no sufriamos ningún accidente en los días siguientes. Cuando estuve de vuelta en mi casa lamenté no haberlo comprado desde que lo vi, ya que no hubo tiempo de regresar a buscarlo. Un par de años después conseguí que alguien me lo trajera de París, más exactamente de  la Shakespeare and Company en la Rue Bucherie; cuando iba en la página 51 lo olvidé en la sala de espera de un consultorio, al regresar a buscarlo, hace rato había desaparecido, intenté recuperarlo haciendo mi primera compra por internet; consigné el dinero y el libro nunca llegó.Un par de semanas atrás,  en mi primera visita a Ciudad de México lo primero que hice al entrar a la librería Gandhi que está frente al Palacio de Bellas Artes fue buscar y comprar mi esquivo libro, hoy llegué a la página 51 de nuevo, así que no me pienso mover hasta terminar.