miércoles, 29 de diciembre de 2010

Intento de fuga

Esta semana son cuatro los que han quedado colgados de la reja, sin contar a Diego que en su tercera vez  lo logró. Es el primero que pisa el otro lado. Fue maravilloso verlo alejarse de nosotros y tener la certeza de que esta vez sí llegaría.  Lo verdaderamente  incómodo es descolgar a los otros  y curarles sus múltiples heridas hasta su próximo intento.  Hoy Diego ha regresado.  Aunque no soportó estar afuera, en este momento planea su nueva fuga.

lunes, 27 de diciembre de 2010

Jirafa

A veces me despierto convertida en una jirafa. Me muevo como una jirafa, pienso como una jirafa y  hablo el lenguaje de las jirafas. Solo un hombre me reconoce como una jirafa, solo él admira mi largo cuello y comprende mis sentimientos de jirafa. Hace tiempo no lo hace, por eso, hace tiempo no me siento una jirafa y eso me entristece. Quisiera ser  a toda hora  una jirafa  para no padecer tantos cambios de piel.

Requiem por una cobija de frutos

Tuve una cobija roja llamada "cobija de frutos", no tengo idea porqué la bauticé así, solo sé que gracias a esa cobija sobreviví a mi niñez. Al regresar del colegio la buscaba , la ponía en mi nariz y todos los malestares que hubiera tenido durante el día desaparecían de inmediato, incluso, los placeres también los celebraba pasando la cobija por mi nariz. Dormir con la cobija pegada a mi nariz era la dicha absoluta. Una vez fue necesario que me operaran de la nariz y el médico al salir de la sala de cirugía le dijo a mi mamá que todo había salido muy bien, pero que francamente no entendía porqué mi nariz estaba llena de motas de lana. De lo que yo estaba segura era que nada me importaba mas que mi amada cobija de frutos. Mi abuela Pita pronosticaba el fracaso de mi matrimonio por culpa de la cobija, efectivamente mi matrimonio fracasó pero no por culpa de la cobija si no por culpa de mi mala puntería. La pobre se fue de mi vida cuando se me ocurrió contarle a un sicoanalista argentino mi gran hazaña de llevar 27 años con ella, y él se rio tanto, pero tanto, que al llegar a mi casa decidí botarla. Hoy le hago un sentido homenaje a mi cobija porque nada me gustaría mas que quedarme en casa oliéndola  a cambio de tener que irme a trabajar. Perdóname por haberte echado de mi vida como a un vil trapo.

domingo, 26 de diciembre de 2010

2010

Se está acabando un año que perfectamente pudo ser catalogado como el peor año de mi vida. De regreso a la ciudad de Bogotá, después de mas de diez años de ausencia me topé con una familia ladrona, traicionera y faltona (no me refiero a toda mi familia si no a los miembros que mayor capacidad de daño tienen). Una ciudad que  me desconocía por completo y no se esforzaba por acogerme , con amigos muertos y con la muerte de un amor que pudo salvarme de todo eso. Sin embargo, en este año llegaron a mi vida el centro de emergencia  y tres personas que se hicieron adorar desde el principio. En este año nació mi libro "Condición de forastera" y conocí México; así que si la vida pretendía que este fuera mi peor año, se jodió, porque las cosas bellas que me pasaron superan al enorme listado de las cosas malas.

sábado, 25 de diciembre de 2010

Navidad en el centro de emergencia sicosocial

Ayer 24 de diciembre recibimos a Luis, vino a hacer parte del grupo de 16 niños que pasarían la navidad encerrados. Luis es guapísimo, tiene una sonrisa que me tocó.  Duró tres  semanas en la calle y cuatro días sin comer absolutamente nada. Durante la cena de navidad  se comió tres platos de arroz con pollo. Su historia familiar es la de un padre asesinado frente a él y una madre suicida un par de años después.  Me pregunto si su corazón seguirá estando vivo.

Hotel Park Way

 Intento comparar alguna de mis emociones con la emoción sentida al ver a Triunfo Arciniegas bajando por las escaleras del Hotel Park Way en Bogotá, para salir a mi encuentro y nada se le parece. Si tuviera que dar cuenta de mi vida, elegiría ese momento como el de la felicidad absoluta.
No fue un amor para toda la vida, pero fue toda la vida.

viernes, 24 de diciembre de 2010

Navidad

Si recibiera la visita del fantasma de las navidades pasadas, sin duda, el sentiría pena por mí porque mis navidades siempre han sido una mierda. Vería a mi madre gritando como si fuera un día cualquiera.  Por eso empiezo a escribir hoy 24 de diciembre con la esperanza de marcar la diferencia con los  veinticuatros anteriores. A estas alturas me da lo mismo si es 28 de febrero pero debo conjurar esta fecha en pro de la infancia que aun disfruta mi hijo para que todavía no se desencante.