jueves, 17 de marzo de 2011

Huida

Después de encontrar a Martha robando en la administración, yo estaba mas asustada que ella, pensé que me atacaría al verse descubierta. Cuando se me ordenó requisarla en el baño, recordé la primera vez, hace ya tiempo que había tenido que requisar a alguien y sentí nauseas, nunca me he acostumbrado a este trabajo.
Al ver las joyas desaparecidas, entre los senos de Martha, me gustó tener la razón, pero cuando ella empezó a gritarme y a jurarme que esa misma noche escaparía, regresó el miedo sentido unos minutos antes. Eso sí, me di el gusto de decirle que nunca me cayó bien y que no era necesario que se tomara el trabajo de escapar, que yo misma le abriría la puerta, ya que tenerla como prisionera resultaba un completo asco.
Más tarde cuando me pidieron explicaciones de su ausencia, tuve que mentir mostrando las heridas que me hizo mientras la estrangulaba al otro lado de la puerta, convencida que la dejaría ir.

martes, 15 de marzo de 2011

El asombro de Ana

Hasta hace poco creía que en el útero donde habitaba encontraría todo el conocimiento y el calor al que podía aspirar. Ahora que estoy afuera exploro el universo de mi habitación.  Ayer conocí una cosa llamada perro. Es un animal con cuatro patas, mucho pelo y muy divertido. Le gusta mover la cola y probar el sabor de una persona con su lengua. Verlo, me hizo gritar de felicidad. El otro día descubrí algo llamado música que me hizo quedar dormida placidamente.  Los grandes se sorprenden conmigo como si nunca hubieran visto un bebé y yo disfruto siendo el centro de su atención.

sábado, 5 de marzo de 2011

Homónimo

Algunas veces cuando entro a mi correo electrónico me encuentro con uno o dos mensajes de alguien llamado María del Rosario Laverde, me pregunto cómo me encontró y qué pretende al escribirme. Probé cambiando mi dirección pero siempre consigue encontrarme de nuevo, y no se detiene.  Lo que me perturba es que la única María del Rosario Laverde que conozco soy yo, y no recuerdo haberme escrito ningún correo.

viernes, 4 de marzo de 2011

Fotógrafo

La primera vez que vi una foto tomada por él, le propuse por correo que se casara conmigo.  No me importaba si tenía la estatura de Armando Manzanero o el caracter de mi madre, alguien capaz de apropiarse de esas imágenes tenía que ser para mí. A él, la propuesta le sonó, así que vino de inmediato en mi búsqueda. Fuimos  muy felices durante una semana. Aún me topo con sus fotos. La vida no siempre es como uno la planea.