martes, 14 de febrero de 2012

Lección

Durante un par de semanas le restó importancia a la ausencia de su sombra, sin embargo, cuando se hizo necesario identificarse  probó primero con su huella digital , luego con su carta dental y por último con su ADN; sin obtener ningún resultado, concluyó que todo cambiaría cuando aprendiera a existir.

domingo, 12 de febrero de 2012

Sin final feliz

Cuando lo vi, supe que quería tener un hijo con él. Cuando supo que tendríamos un hijo, se sintió obligado a pedirme matrimonio. Cuando supe que moriría de tedio, decidí irme. Cuando supo que me iba, ayudó a subir las cajas al camión de la mudanza. Cuando supe que éramos libres, mi hijo decidió volver con su padre.

lunes, 6 de febrero de 2012

Recuerdos

Fue como si no hubieran pasado  treinta y dos años. El hombre se desplomó a  un par de metros delante mío y comenzó a convulsionar. La sangre brotaba de una de sus cejas y se confundía con la de las muchas heridas que se había hecho mi padre en la misma situación. En mi interior siempre temí repetir la escena tantas veces vivida en mi infancia, y ahí estaba yo, frente a este desconocido de la calle, que solo me tenía a mí en ese momento. Si el hombre hubiera perdido una de sus piernas, estoy segura que habría podido recogerla y llamar a la ambulancia con absoluta calma, por el  contrario estaba aterrada, el hombre convulsionaba mientras yo hacía un recorrido por mi ingrata infancia que siempre quise borrar. Me incliné a ayudarlo y pronto mis manos y mi uniforme estaban cubiertos de sangre.  Sostuve su lengua para evitar que  se mordiera, hasta que el ataque se detuvo, pedí ayuda y me pareció eterna su llegada. A la vista de cualquier curioso, yo estaba actuando correctamente, a mi vista, mis manos temblaban, las lágrimas me nublaban las ideas y las ganas de huir me asfixiaban. Primero apareció una moto con dos médicos. Cuando habían estabilizado al hombre llegó la ambulancia. Desde la camilla, tomó mi mano y sus ojos me agradecieron. Cuando crucé la calle dejé que el llanto tomara posesión y una vez más fui una niña que había perdido a su padre en muchos ataques de epilepsia.