lunes, 14 de mayo de 2012

Frío

Al practicárseme una autopsia  varias cosas inesperadas ocurrieron. Mi corazón tenía un tamaño demasiado pequeño para los estándares de una mujer de cuarenta años, las costuras que unían sus partes habían sido  hechas por manos que, a leguas se veía, desconocían el arte de remendar corazones rotos. Por mi cerebro rondaba una única y recurrente idea  que no se dejaría convencer de lo contrario, incluso con las puertas del cráneo abiertas de par en par, a mis pulmones todavía los asfixiaba el humo de los cigarrillos adjudicados a tantas esperas, mis riñones a duras penas  se recuperaron de la infección producida en la ciudad que destruyó el volcán, mis ojos mantuvieron la expresión de horror propia del momento en que vieron la sierra que cercenaba mis costillas, el frío de la sala me impidió detenerme en mis otros órganos. En el instante en que empecé a tiritar sin control, tuve que pedirle al profesor de anatomía que terminara pronto con mi cadáver para poder correr a mi casa por una taza de chocolate caliente.

sábado, 12 de mayo de 2012

Ideación suicida

No es la primera vez que contemplo el suicidio, pero de pensar en el escándalo bochornoso que haría mi madre en mi entierro, siento vergüenza y no soy capaz de hacer pasar a los asistentes  por la incómoda situación de oír cómo la vida de ella es tan desgraciada que hasta yo se la desgracio muriéndome. No me ha quedado más alternativa que seguir viviendo solo por la maldita culpa que me produce la posibilidad de  morirme cuando yo quiera. Hace unos años, cuando le dijeron  que su cáncer estaba tan avanzado que solo viviría unos meses, yo celebré en mi interior porque al fin  podría morirme en paz, pero no, no pude, a ella le dio por recuperarse y mantenerme con vida.  A veces,  de manera descuidada dejo la ventana de su habitación abierta durante la noche, esperando que pesque una neumonía, pero no ha funcionado, si sufre un leve dolor de cabeza hago fuerza para que sea un derrame, pero se alivia pronto, he querido empujarla accidentalmente por las escaleras y aún no he tenido valor, creo que su salud y su suerte acabarán conmigo antes que yo.

jueves, 10 de mayo de 2012

Biblioteca en ruinas

Somos más de dos mil, fuimos  encerrados desde hace meses. Hemos empezado a caer unos sobre otros y nuestras historias a confundirse entre páginas ajenas. Nos engañaron diciendo que sería cuestión de tiempo, mientras las adecuaciones. Los primeros días oíamos a los de afuera comentando cómo mejoraría nuestra vida, cuando dejamos de oír sus planes supimos que  este sería el fin. Lento y doloroso. Los que estaban más cerca se lanzaron contra la chapa de la puerta intentando huir, pero no lo lograron, solo consiguieron caer al piso con sus páginas abiertas. Los de pasta dura no han perdido la compostura, y todavía esperan un milagro. A los que están más cerca del piso les han empezado a salir unas manchas que despiden un olor terrible.
Ya no reparamos en los rebuznos que vienen de afuera.

viernes, 4 de mayo de 2012

Besos de Nueva York


Me besaste en Rockefeller Center para demostrarme lo feliz que te hacía  cumplir el sueño de estar en Nueva York. No me besaste ni una sola vez más en todo el viaje, no me importó, sabía que no lo harías. Ver tus pies flotando por las calles de Manhattan y tu sonrisa silenciosa y feliz valía por todos los besos.
Me abrazaste durante diez minutos al salir de la librería de Penn Station después de comprar el libro que siempre habías deseado tener. Entre tus brazos te escuché sollozar. Hoy no me amas, no te interesa  ni ser mi amigo, por mi parte yo lleno tu ausencia con mis recuerdos.