domingo, 12 de junio de 2011

Noctámbula

Tengo una vecina que enciende su radio desde tempranas horas de la madrugada, y por supuesto, me despierta. Me recuerda a mi madre. Cuando éramos niños, lo normal era que entrara a nuestra habitación varias veces en la noche con la excusa de pasar el trapo para sacudir el polvo, y hasta con la aspiradora encendida. Si alguno cometía el atrevimiento de molestarse, ella de inmediato empezaba a sacarle en cara lo poco que la habíamos dejado dormir durante la noche cuando éramos bebés, y le gritaba que por eso, por nuestra culpa, su horario nocturno se había convertido en el de actividad. Así que simplemente nos despertábamos con resignación y esperábamos a que terminara.  Durante la mañana había que caminar de puntillas para no perturbar su ya perturbado sueño, del cual éramos responsables. Si alguna vez sonaba el teléfono o el timbre antes de la hora del almuerzo, entrábamos en pánico porque sabíamos cuál sería su reacción. A veces es necesario recordar historias como esta, para quitarme de la cabeza esas ideas estúpidas de que me hace falta mi mamá.

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