miércoles, 20 de julio de 2011

Pesadilla

No quise quedarme a oir los detalles de la violación que la niña aseguraba haber presenciado. Su sangre fría me tenía  al borde de la náusea,  creí que su condición de prostituta la habría hecho  indiferente, cosa que yo jamás sería frente a una historia de esas. Días después cuando nos despertó a todas con sus gritos de terror, entendí que hace rato gritaba y yo no la había sabido escuchar.

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