Un 31 de diciembre de un año que afortunadamente ya olvidé, mi madre empezó a insultarme desde las nueve de la mañana. Cuando llegó el año nuevo, ella, tan linda, no se había detenido. Tuvieron que pasar muchos años nuevos mas, para que yo pudiera huir de su lado. Donde estoy nadie me reconoce como la hija de la vieja que grita toda la noche. Mi madre es un ángel.
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