Me niego a andar con una sombrilla en la bolsa a toda hora. A pesar de vivir en una ciudad lluviosa, me resulta un objeto estorboso e innecesario. Disfruto permitirle a la lluvia caer sobre mis ropas y empaparme mientras el resto de la humanidad huye para buscar refugio. Es cierto que a veces me he sentido indispuesta después de un buen chaparrón pero nada me impide repetir mi hazaña de nuevo. Soy adulta y eso me da derecho a caminar bajo la lluvia.
Hoy, cuando una lluvia de lágrimas acompaña mi ataúd, un sol resplandeciente ilumina la ciudad.
Como hasta las 4:00PM, que empezó a diluviar de nuevo.....
ResponderEliminarEsperemos a calarnos hasta los huesos en vida!!
ResponderEliminaro esperamos la lluvia de lagrimas?