Ahora tengo una vida común y corriente, paso las noches en la misma cama y voy al trabajo de 8 a 5. Puedo parecer aburrida pero no me importa. Alimentar a los leones nunca me divirtió y me fue imposible caminar en la cuerda floja, no me recuperé de la infidelidad del payaso y me harté de empacar y desempacar. De vez en cuando sueño que estoy en el circo y soy la estrella.
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