A veces me despierto convertida en una jirafa. Me muevo como una jirafa, pienso como una jirafa y hablo el lenguaje de las jirafas. Solo un hombre me reconoce como una jirafa, solo él admira mi largo cuello y comprende mis sentimientos de jirafa. Hace tiempo no lo hace, por eso, hace tiempo no me siento una jirafa y eso me entristece. Quisiera ser a toda hora una jirafa para no padecer tantos cambios de piel.
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