Cuando lo vi, supe que quería tener un hijo con él. Cuando supo que tendríamos un hijo, se sintió obligado a pedirme matrimonio. Cuando supe que moriría de tedio, decidí irme. Cuando supo que me iba, ayudó a subir las cajas al camión de la mudanza. Cuando supe que éramos libres, mi hijo decidió volver con su padre.
El final no será feliz, pero, con seguridad están todos más tranquilos que al principio.
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