La abuela Gertrudis anunció que moriría el miércoles. Se prepararon desde el domingo. El miércoles en la mañana estaba impecable la casa para recibir a los visitantes, la mesa estaba servida con los mejores manjares y el sacerdote había llegado desde temprano. Ninguno alcanzó a salir de la casa durante el terremoto. Efectivamente la abuela Gertrudis murió el miércoles. Los demás también.
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